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jueves, 5 de marzo de 2015

Rescate de las víctimas del mar tras el naufragio del Titanic

Hoy, en las historias ocultas del Titanic, abordamos un tema serio, la labor de rescate de las víctimas del fatídico naufragio del RMS Titanic y la gestión llevada a cabo para intentar recuperar del mar el mayor número de cuerpos posible, para que pudieran descansar en paz en el sitio donde les corresponde.

En Abril de 1912, en cuanto fue conocida la noticia del trágico suceso del hundimiento del Titanic, la compañía naviera propietaria, y por lo tanto, responsable del majestuoso barco contrató los servicios de cuatro barcos con el fin de recuperar los cadáveres de las víctimas fallecidas en el naufragio. Una ardua tarea difícil de digerir y por la cual la White Star Line pagó 550 dólares (de la época) por día.


CS Mackay-Bennett
El CS Mackay Bennett inició su búsqueda el 17 de Abril de 1912, capitaneado por Frederick Harold Larnder. En su partida contaba a bordo con un equipo de embalsamadores e importantes cantidades de hielo, ataúdes y mortajas. Pero cuando los tripulantes del Mackay Bennett se encontraron en medio del imponente Atlántico Norte, rodeados de cadáveres en un avanzado estado de putrefacción, entonces y solo entonces, comprendieron en qué consistía su cometido. En solo 13 días el Mackay Bennett había recuperado 306 cuerpos sin vida del mar, entre ellos se incluían los de Jhon Jacob Astor (el hombre más rico a bordo del RMS Titanic) y el de Wallace Hartley (director de la orquesta del RMS Titanic).

De los 306 cuerpos recuperados por el Mackay Bennett, 116 fueron arrojados de nuevo al mar debido a su avanzado estado de descomposición. El 30  de Abril de 1912 el barco atraca en el puerto de Halifax con 190 cuerpos recuperados.

Posteriormente y con el fin de completar el rescate de los cuerpos de las víctimas del naufragio, la White Star Line contrató los servicios de 3 barcos más: el Minia, el Montmagny y el Algerine.

CS Minia
El lunes 22 de Abril el Minia partió equipado para la labor de rescate y el viernes siguiente, a pesar del mal tiempo, llegó al lugar donde el Titanic se había hundido. Con el capitán William George Cuadrados DeCarteret al mando, durante su búsqueda de una semana, tan solo consiguieron encontrar 17 cuerpos, de los cuales 2 fueron arrojados de nuevo al mar y 15 de ellos llegaron a puerto en el Minia el 6 de Mayo. Entre los cuerpos recuperados por el Minia se encontraban el de Charles M. Hays (Presidente del ferrocarril), Joseph Fynney (pasajero de segunda clase), tres pasajeros de tercera clase y diez miembros de la tripulación. Tras su llegada a Halifax, todos los utensilios que no fueron utilizados por el Minia fueron trasladados al Montmagny, el siguiente barco en partir y continuar con el rescate.

CGS Montmagny
El lunes 6 de Mayo, el Montmagny, bajo el mando del capitán Pedro Crerer Johnson partió de Halifax tras subir a bordo todos los suministros y personal necesario para llevar a cabo el rescate. De nuevo el mal tiempo dificultó la labor de rescate de los cuerpos, aún así, el Montmagny pudo recuperar 4 cuerpos, de los cuales 1 fue enterrado en el mar. Los 3 cadáveres restantes fueron llevados a Nueva Escocia el lunes 13 de Mayo. Tras la toma de combustible y la adquisición de más suministros, el Montmagny volvió al lugar para buscar más cuerpos, pero la búsqueda fue en vano. El 19 de Mayo volvió a Halifax con las manos vacías.

El 16 de Mayo el SS Algerine, capitaneado por John Jackman, zarpó desde Terranova hacia el lugar de famoso hundimiento. El 26 de Mayo el Algerine comunicaba vía telégrafo que había recuperado del mar el cuerpo de un hombre, correspondiente a James McGrady (al parecer un mayordomo). Aunque estuvo navegando durante 10 días más por la zona, no consiguió recuperar más cuerpos y regresó a puerto con el único cuerpo encontrado.

En cada uno de los barcos que fueron enviados para recuperar los cuerpos de las víctimas del naufragio más famoso de todos, el hundimiento del "insumergible" Titanic, el procedimiento a seguir era el mismo: los pasajeros de primera clase eran embalsamados y metidos en ataúdes de madera, los de segunda clase se envolvían en una lona y los de tercera clase estaban amontonados, unos encima de otros, en una habitación llena de hielo.



Hoy, en las historias ocultas del Titanic, no solo queremos recordar a todas aquellas personas que vivieron el fatídico desastre, también queremos homenajear la labor de rescate llevada a cabo por los marineros, los cuales contaron historias horripilantes sobre la labor de rescate que llevaron a cabo. Prometo buscar, concienzudamente, el relato de algunos de los marineros sobre los que cayó esta macabra tarea y, por supuesto, compartirla con todos vosotros.